Resoluciones ASMT V.1.0
Editores: Marc Gauvin, Sergio Dominguez, Mark Heffernan, Jordan Soreff, Jorge Meira, Rúben Arranz January 2020 – Última Revisión 11 Abril 2020
Traducción al Español Rubén Arranz, Marc Gauvin 15 Abril 2020
Preambulo
Nunca antes ha sido más perentoria la necesidad de cuestionar lo que comúnmente hemos denominado dinero. Tampoco existen muchos precedentes en los que un análisis riguroso, basado en la lógica, concluya que es el dinero. Ha llegado el momento de que el dinero se especifique objetivamente, de una manera científica, justa y transparente. Todo ello, sin interrumpir nuestra capacidad diaria para operar, ni sacrificar nuestros derechos y libertades fundamentales.
Con este fin, proponemos estas Resoluciones simples, que se pueden resumir reconociendo, en primer lugar, la necesidad de que el dinero se especifique adecuadamente y, en segundo lugar, en el ínterin hacer uso del dinero de manera “pasiva“, en el sentido científico y formal del término. La pasividad asegurará sin interrupción nuestro uso del dinero, cotidianamente, como un registro válido de lo que cada uno de nosotros hacemos y logramos en la economía, aportando un valor, sin que el dinero sea el objetivo final ni tenga el carácter distorsionador del que adolece hoy en dia. Tal y como el marcador de un evento deportivo refleja “pasivamente” con precisión el resultado temporal del juego, sin determinar cómo se comportan los jugadores para lograr sus “tantos”, es posible garantizar que nuestro sistema monetario cumpla con los requisitos formales de “pasividad” que sirven para proporcionarnos a todos una información valiosa, sin que interfiera con el qué escogemos hacer y el cómo elegimos hacer las cosas.
Conceptos claves
La falta de definición:
Debido a la ausencia de cualquier definición formal de dinero y símbolos respectivos (p.ej., “$”), utilizados en una amplia gama de contextos (p. ej., billetes de dólar, cheques y entradas de cuentas), en un conjunto de soportes físicos (p. ej., papel, memoria de computadora) y como objeto de diferentes contratos (p.ej., hipotecas, préstamos, derivados, etc.), no podemos identificar ninguna relación determinado entre el dinero denotado por dichos símbolos y el valor inherente a los bienes y servicios públicos o privados que se espera que el dinero representa.
Como consecuencia, las obligaciones, acuerdos o contratos en términos de tales unidades “$” son proporcionalmente indeterminables de tal manera que se impide un estado de derecho lógico, completamente razonado y, por lo tanto, justo. Del mismo modo que cualquier expresión matemática se vuelve indeterminada si sus variables no están definidas total e inequívocamente en términos de la realidad en la que se aplican, también las expresiones matemáticas en términos de unidades de dinero se vuelven indeterminadas, a menos que esas unidades estén definidas inequívocamente en términos de nuestra realidad común en la que se espera que se apliquen.
La tergiversación del dinero:
La práctica común ha adoptado una noción del dinero donde se supone implícita y explícitamente que es tanto un registro/medida de valor como, a la vez, un producto o bien comercializable, sin caer en la cuenta que estas dos nociones (medida/bien comercial) son, por lógica, mutuamente excluyentes. Tal tergiversación lógica, una vez identificada y por los principios más fundamentales del derecho y la justicia, debe invalidar cualquier contrato en términos de tal noción. Continuar con los negocios como de costumbre a pesar de esta revelación es someter arbitrariamente a una u otras partes, directa o indirectamente, a consecuencias e imperativos desconocidos, incalculables y/o ocultos.
Como consecuencia del conocimiento de esta tergiversación común, y de nuevo por principios de ley, también incumbe a todas las partes en los contratos referidos al “dinero” perseguir remediarla para así proveer una definición válida y evaluable independientemente por todas las partes de los contratos.
Pasividad:
La pasividad como propiedad de un sistema asegura que dicho sistema no puede afectar directamente a su entorno, lo que de ninguna manera implica que el sistema deje necesariamente de ser útil o funcional. De hecho, dependiendo de la función y el propósito de un sistema, la pasividad puede ser crítica para el propósito del sistema. En el caso del dinero y si se va a utilizar como registro válido y, por tanto, medida de valor, la pasividad del sistema es un requisito fundamental e indispensable.
Por lo tanto, simplemente haciendo que un sistema monetario sea pasivo, cualquier efecto (sistémico) adverso puede evitarse mientras a su vez se mejora la utilidad del dinero sin que ello implica costo ni penalización para nadie.
Resoluciones
Resolución 1 (Corrección de la tergiversación del dinero por imperativo legal):
Perseguimos, según lo establecido por la Alianza para Sistemas Monetarios Transparentes (MSTA en Inglés), que se faciliten de inmediato todos los recursos técnicos y vías legales que resuelvan la anomalía lógica antes mencionada, y hacerlo en relación con las autoridades monetarias más importantes, es decir, los bancos centrales, las principales empresas bancarias y de inversión y todas las demás partes interesadas relacionadas, para la consecución de la necesaria ratificación abierta y publicación de una definición/especificación lógica, formal y válida del dinero, su función, alcance de uso y los requisitos lógicos que correspondan. Esta definición/especificación lógica y formal del dinero se realizará en términos de criterios independientemente determinables. Con esto excluimos la definición del dinero circular (es decir, en términos de sí misma, para evitar la falacia de “confirmación falsa”), si no que debe de ser en los términos de la realidad en la que opera y se aplica el dinero.
Resolución 2 (Imposición inmediata provisional de “pasividad” formal):
De conformidad con lo anterior, y con el objetivo de eliminar todos y cada uno de los efectos adversos, y consecuencias directas o asociadas, que surgen de la implementación de dinero bajo su tergiversación actual comúnmente asumida, proponemos adoptar INMEDIATAMENTE una especificación lógica y “pasiva” en el sentido formal y científico del término del uso vigente del dinero según lo siguiente:
1. El dinero se limitará estrictamente a la de un registro/anotación del “valor” atribuido a los bienes y servicios transferidos entre las partes en las transacciones utilizando el denominado símbolo común de p.ej. “$”.
2. Por lo tanto, el dinero se creará en cuenta para representar el valor en forma de “bienes y servicios” en espera de la futura reciprocidad de “bienes y servicios” de valor proporcional. El dinero se cancelará en cuenta una vez que el valor se haya reciprocado.
3. Todas las partes interesadas (por ejemplo, el Banco Central, las instituciones bancarias o de crédito asociadas, los administradores y otras partes interesadas, etc.) mantendrán los saldos relacionados de “dinero” junto con la emisión periódica de estados de cuenta según se precise.
4. Para mantener un sistema de cualquier número de tales transacciones “pasivas” de acuerdo con los requisitos formales de pasividad, se observará lo siguiente:
a) El dinero se define como una anotación de valor expresada en unidades monetarias (por ejemplo, $) y solo se produce como resultado de transacciones posteriores al hecho.
b) No hay circulación previa, oferta o demanda de unidades.
c) Cada transacción genera sus propias unidades independientes que luego se resuelven contra saldos existentes (ver creación y cancelación de dinero más arriba).
d) La suma de dinero en un sistema de cualquier número de tales transacciones de este tipo en cualquier momento dado, representa todo el valor no correspondido (riesgo medido en unidades monetarias) y en todo momento es igual o menor que la suma del “costo”/ “precios” (entrada al sistema), de acuerdo con los criterios pasivos BIBO (Bounded Input, Bounded Output) para los sistemas discretos LTI (Lineal Tiempo Invariante) de muestreo.
e) El valor negociado nunca puede determinarse unilateralmente.
f) Para evitar la distorsión sistémica de la percepción común del valor por composición matemática sistémica, el costo/precio de todos los servicios monetarios (bancarios) asociados (por ejemplo, mantenimiento de cuentas, consultoría de riesgos, etc.) debe atribuirse únicamente en términos de su propio valor y nunca como comisión porcentual de las sumas de valor atribuidas a otras transacciones.