La tergiversación del dinero
Núcleo de la tergiversación
Si el dinero es una medición no puede ser una mercancía, y
si es una mercancía no puede ser una medición.
Coloquialmente decimos, «tantos dolares de valor» de esto o aquello, insinuando que el dinero es una medición de valor. Sin embargo, también decimos «te daré 10 dolares a cambio de aquello…» insinuando que el dinero también es un bien mercantil, pero ¿es esto logicamente válido?
Aunque una bolsa de harina en mi cocina tenga un cierto peso, esa medición no puede representar el peso de otra cantidad de harina en su cocina, por ejemplo. Si ambos tenemos un kilo de harina, entonces, y aunque la magnitud sea igual, cada medición es distinta ya que cada medición hace referencia a un caso distinto de harina. Las mediciones son siempre de algo, nunca de si mismas, es decir, mientras que tiene sentido decir ‘un kilo de harina’ no tiene sentido decir un ‘kilo de kilos’. Similarmente, no tiene sentido decir ‘dolares de dolares’ o sea el dinero no puede tener precio en dolares. Por tanto, cuando alguien le da una anotación de una medida (un billete de 5 euros) no le está dando nada con este valor ya que una medición siempre es de otra cosa.
Los conceptos «medición» y «bien mercantil» son mutuamente excluyentes, si el dinero es una medición no puede ser una mercancía, y si es una mercancía no puede ser una medición.
No hay consenso experto sobre la definición del dinero
En términos expertos y matemáticos, Narayana Kocherlakota, anterior Presidente del Banco de la Reserva Federal de Minnesota (2009-2015) en su ensayo de 1998 titulado «El papel tecnológio del dinero fiat», demuestra que la definición estándar del dinero «fiat» como “almacén de valor, medio de cambio y unidad contable”, queda “demostrada ser vacua” (vacia) y que el único «papel tecnológico del dinero» es el de «un dispositivo de registro». Similarmente y según el análisis semántico de la misma definición en este ensayo, la misma definición estándar se reduce lógicamente a que el dinero se define únicamente como «un registro de una medición de valor», nada de almacén ni de medio de cambio. Esto es del todo consistente con el hallazgo de Kocherlakota aunque más específico ya que se dice de qué es el «registro»: de «valor».
Otro ejemplo de otra definición dispar y autoritaria del dinero, puede encontrarse en algunos códigos civiles como el español y el portugués, donde se refiere al dinero como ejemplo de algo «fungible», y donde la cancelación de su deuda debe ser en la misma «especie», «cantidad» y «calidad». La única manera de determinar que la «calidad» de algo es «la misma», es si y solo si una cantidad fija de este algo mantiene la misma calidad en el transcurso del tiempo. Pero todos sabemos que esto no es el caso con el dinero tal y como se concibe hoy en día, ya que el dinero constantemente cambia de valor.
Todo lo anterior sirve para demostrar que actualmente no existe consenso sobre ninguna definición clara e inequívoca del dinero, al contrario de lo que se requiere para determinar la validez de los contratos. Cuando hasta expertos ilustres como Kocherlakota, entre otros, disputan qué es el dinero, y la suposición de facto en la práctica de que el dinero es tanto una medición como un bien mercantil, resulta ser lógicamente inconsistente, entonces, está más que claro que el dinero ni está siendo definido adecuadamente ni representado correctamente en la práctica diaria.